La crayola



Recuerdo aquel capítulo de los Simpson, en donde Homero tiene incrustada una crayola en su cerebro.

Fue gracioso verlo desde fuera hace varios años, pero ahora que lo pienso...
Como sufrió gran parte de su vida por eso, sé que es una historia completamente de ficción, pero ¿Qué tal si esa crayola es una diferencia neurológica no detectada?

Tiene mucha ironía ese capítulo (como todos).

Las crayolas son prácticamente nuestros primeros materiales con los que podemos dar color a lo que tocamos, ayudan a mejorar el desarrollo infantil, poniendo en sus manos un medio de expresión increíble para esa edad.

En la vida, todo por bueno que sea y beneficioso que resulte para nosotros, de alguna forma o de otra, inclusive de la más inverosímil; nos puede dañar, así de frágiles somos.

Aquí estoy con 32 años y he encontrado esa crayola en mi cerebro o por lo menos encontré un extremo de esta, aún falta localizar exactamente el área en la que esta incrustada. Para así poder determinar precisamente el trabajo a realizar y las herramientas a usar para funcionar como quisiera.

Años de angustia para todos a mi alrededor, dolores innecesarios, desvelos traumatizantes y un torbellino de emociones y reacciones, hacen a esta crayola tan importante.

Homero recupera su inteligencia perdida, no solo académica, también le permitió abordar y resolver de manera asertiva incluso la última decisión. Esto lo une de una manera hermosa con su hija Lisa, por primera vez la entiende realmente, pasan tiempo juntos y los disfrutan tanto.

Quisiera que en la vida real todo fuera así de rápido, como en muchas otras historias de ficción que soñamos que así fuera en realidad, por eso es que esas historias las inventamos, para intentar cubrir esa necesidad de que las cosas fueran de otra manera, muchas veces de una manera fantástica, aunque si lo pensamos bien, la vida es fantástica y aun así queremos más, por lo que me atrevo a afirmar que de tener todo de esas historias, querríamos más.

Regresando un poco, me encantaría que este cambio y el descubrimiento de la crayola avanzara rápido, para tener la capacidad de generar confianza en todos... en mí. Se quien no desconfía, pero necesita lo que no sabe que necesita, lo que no le he dado como me gustaría entregárselo. Aunque esa velocidad la necesito para arrancar todo el dolor de esos años, quiero disfrutar, saborear, que entre a cada rincón de mi lo que vaya a sentir por la conciliación de cada uno de esos dolores.

Siempre quise todo rápido y de golpe.
Es momento de frenar y sentir como se debe.
Actuar como quiero y trabajar tan duro como lo tenga que hacer.

Incluso después de recuperar esa inteligencia perdida, Homero sufre, como dije, somos frágiles y el sufrimiento es inherente en la vida. Esta ha sido una discusión frecuente y de choque de ideas con una de las personas más importantes de mi vida, que me quiso y me cuidó desde que nací, aunque tuviera que luchar con un gran cambio por mi llegada.
El sufrir es consecuencia de emociones displacenteras, están ahí y siempre estarán. Nos dolerán, aunque tengamos las mejores herramientas de regulación y gestión.
Pero sin duda alguna, es ahí donde está la trascendencia del espíritu, nos sacude hasta los cimientos de una forma violenta, y al menos, minúsculamente, la sacudida daña algo, esto es un hecho. Tenemos que repararlo, si o si, para poder continuar, trascendemos ese daño, ese dolor, ese sufrimiento. Lo dejamos atrás en nuestra memoria, tratado y atendido, para que, si algo despierta ese recuerdo, no sacuda todo de la misma manera.
Lo llamamos aprendizaje.

El aprendizaje es doloroso de alguna manera, distinta para todos, pero lo es.
El pequeño que tiene que ir por primera vez al preescolar y llora por quedarse en un lugar extraño, en donde no están los protectores que durante toda su vida le han resguardado; tiene que aprender que muchos pasos los dará el solo, ahí se da un avance importante en ese aprendizaje.

Leer y escribir, también es doloroso a su manera.
El cerebro aprende muy fácilmente las cosas "naturales", simples. Pero tiene que aprender eso, que inventamos, es parte de la comunicación, pero no es la "natural" esa es el habla, pero leer y escribir, nos cuesta. Nuestro cerebro se tiene que esforzar con ese aprendizaje.

Podría seguir con la lista, pero la premisa es la misma, aprendemos a través del sufrimiento, no hablo exclusivamente del intenso y profundo. En muchos niveles lo encontramos a lo largo de nuestro aprendizaje, en ocasiones tan sutil que ni cuenta nos damos. Si y solo si tenemos lo necesario para pasar de largo sin que nos afecte es que aprendemos atravesándolo, pero si no tenemos las herramientas necesarias para tratar ese sutil sufrimiento, topamos con la imposibilidad de avanzar.

Yo no las tengo todavía, para aspectos importantes que necesito aprender a manejar.
Por eso quiero descubrir esa crayola por completo, saber que rio de mi cerebro está bloqueando.

Se que después de eso siguen los sufrimientos, no es pesimista esta visión, nunca debería serlo. Quiero abrazar cada evento y sus consecuencias.
Me gustaría poder dejar esto impreso en mis pequeños, dejarlo ahí con amor, perspectivas para enfrentarlo correctamente y una imaginación bien alimentada para crear sus propias soluciones.

Como dije al principio, Homero sufrió toda su vida por esa crayola, ¿pero que lo hace diferente al final? si también sufre.
El entendimiento, saber de dónde viene, poder tomarlo de la base, verlo completo, controlarlo y transformarlo. Entiendo esa parte de la historia, compagino con ella, la frustración de querer cambiar algo sin lograr hacerlo, no entender por qué haces cosas que no quieres hacer, perder el control…diablos, ¡¡PERDER EL CONTROL!! Lo decimos tan fácilmente sin entender las implicaciones de esto. Incluso esas implicaciones me costaba entender, la crayola presionaba.

Podría poner el ejemplo de un carro sin frenos sobre un terreno congelado, pero no sé si la comparativa sirve, nunca he estado así. Es indescriptible la frustración, tal vez en el carro puedas saltar fuera de él, pero ¿cómo salto fuera de mi?

Esta última vez fue diferente, antes estaba anestesiado en el fondo, sin ver todo tal cual ocurría. Se que no me perdía completamente, pero no estaba completamente presente. Esta vez ahí estaba, se quien toma el control, solo le puse mi otro nombre, el que menos uso. Pude ver todo y sentir todo, estaba despierto completamente, pero sin control. Creo que los niños me ayudaron a ver eso, no tengo pruebas, pero tampoco dudas. Es la segunda vez que con sufrimiento me muestran mi vida, pero manteniendo mis sentidos tan abiertos como para entender.
Luchaba tan fuerte pero no logre ganar esa batalla. Aun así, sentía agitación y calma al mismo tiempo. Se que esa calma es la que necesito ante toda situación para poder resolverla sin desproporciones.

Ahora veo el final del camino, me refiero al que yo pongo, no al que implica la vida.
Se con más fuerza que nunca para donde quiero ir. Lo quiero.
También comprendo que tengo que hacer lo que nunca quise, trabajar.
Veo con facilidad el delegar mi responsabilidad a la crayola, eso es regresar a donde ya he estado y no quiero estar ahí.
Toda esa responsabilidad es mía y de nadie más, la estoy abrazando con más fuerza cada día, quiero que entre hasta el centro y buscar las soluciones adecuadas.
Agradezco infinitamente por lo que tengo y a quienes tengo.
Sobre todo, me agradezco a mí, por soportar todo ese sufrimiento hasta este momento.

Démosle a la vida lo que tenemos, lo que somo, que ella no nos debe nada. No sabemos y creemos entender la vida, pero no es así, eso es una ilusión. Decimos "¿que nos depara después de la muerte?" pero ¿que nos depara si seguimos viviendo?
Atendamos esto último, que llegado el momento tendremos tiempo de entender que nos depara la muerte, yo lo veo como la posibilidad de otra vida, pero esto solo es parte de mi propia historia de ficción.

La Crayola está en la mira y saldrá de donde está, solo me queda abrazar lo que salga con ella y seguir adelante.



Atheris.

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