Desierto

 

Lugar extraño que atrae poderosamente mi atención.

Tal vez sea la manera en  que mi formación me hace entender lo que ocurre en ese lugar desde su lente.


Procesos sorprendentes, que fácilmente suceden en otro lugar de mayor abundancia, pero ahí, requieren una sincronía casi perfecta de los elementos que intervienen. Seres inquietantes, específicamente adaptados para su interacción con otros seres específicamente adaptados también. 

Se que todos los seres somos así, nos adaptamos a situaciones específicas, pero lo que sucede en el desierto, es diferente. Mecanismos y movimientos tan precisos que mantienen todo en equilibrio, interconectados. Incluso adaptaciones que funcionan después de mucho tiempo, en las que los años pueden correr para llegar a la convergencia de dos seres hechos el uno para el otro. 


Parece magia.


Tal vez esa magia es la que me atrae.

Sin duda ahí tiene que haber una fuerza, algo que hace todo posible.

El empirismo en ocasiones me molesta, ata la mente y cuando estás imaginando fuera de sus fronteras, te jala a su centro. Pero siempre esta sediento de experiencias que necesita vivir.


Será la soledad lo que me llama fuertemente?


La imagen que mi mente evoca cuando pienso en un desierto, habla  de la noche, noche que baña con la luz de su luna llena todo a la vista.

Las dunas que en el día son doradas, se transforman. 

Parece un océano estático. 

En donde solo se ve el rocío del agua en sus crestas cuando el aire la arranca a su paso.

Sobre esas crestas camino, sin hundirme en esas imaginarias aguas nocturnas.

El viento mueve mi ropa, empapándola con el rocío que lleva entre si.

Ahora no hay calor, como en el día, la transformación es total. 

La vida surge de su escondite, vuela silenciosa por los aires, se arrastra surcando la arena a mis pies. Peligrosa por habitar ahí.


Mi alma se estira por alcanzar ese lugar.

Recuerdo que durante muchos años de mi vida el país que dije visitaría antes que otro es Egipto. Solo sabia que algo ahí me llamaba. Investigue que este país reside en un desierto, el mas grande del mundo. Y lo he querido conocer toda mi vida. Quiero sentir esa arena en mis pies. Saber si lo que viene a mi mente es solo creación propia o algún recuerdo oculto mas allá de ella. 


Que hay ahí?

Que voy a encontrar?


Incluso la gente que habita sobre el me llama, algo hay en sus miradas, en su color de piel, en saber que han vivido en un lugar como ese, que ahí nacieron como civilización y a pesar de las transformaciones radicales que el desierto tiene entre el día y la noche; pudieron prosperar. Sus ojos son profundos, he visto en fotografías que reflejan perfectamente la esencia de lo que percibo del desierto, se ve la formación a través de esas dos fases, vividas día tras día y noche tras noche. Cambiando todo el tiempo, constante siempre en el cambio.


Pero no puedo quedarme con eso, es solo un vistazo. Necesito sumergirme por completo ahí. Sentirlo en todo sentido. Se que muy seguramente no lo entienda, pero se que me entenderé mejor. Ahí hay algo que me llama. Que a la distancia extendió su magia para atarme a el.


He visitado otro desierto y cada tanto regreso a el. Con un gusto y emoción que describiría solo para que se entienda la magnitud y desborde, como infantil.

Ahí las dunas son difíciles de ver, el terreno en su mayoría es, firme, rocoso y sólido. Su fluir es diferente al que me llama.

Pero mi alma se comporta de otra manera en este lugar. 

Disfruto las tardes, el viento, el calor, el frio, la luz; tanto de día como de noche.


Me he adentrado muy poco mas allá de zonas habitadas, al menos con mis propios pies. Al dirigirme al destino atravieso en vehículo sus terrenos. Siempre con las ganas de saltar a esa montaña que va pasando y salvo por la carretera que la saluda junto con sus pasajeros; no se ve la presencia de persona alguna.

Ahí me quiero meter, perderme, estar en soledad para encontrarme por un momento en ese lugar. Entenderme ahí completamente y no solo en mi cabeza. 


Que guarda el desierto? 


Atheris

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